¿Te suena de algo?

Todos nos hemos hecho alguna vez la víctima: de pequeños porque no queríamos irnos a dormir o no soportábamos darle un beso a la abuelo porque pinchaba. Nos echábamos a llorar como si no hubiese mañana con tal de que nuestros padres, pobres verdugos, nos dejaran hacer lo que nos apeteciera.

Y éste es sólo un ejemplo infantil. Está tan insertado en nuestro interior ese juego de “víctima y verdugo” que en ocasiones lo jugamos sin darnos cuenta. Y al igual que a veces nos gusta hacernos la víctima, a los demás también les gusta serlo. Es decir, les gusta cargarnos con el peso de sus decisiones. De esta manera, nos culpabilizan.

 

CULPABILIZAR: HACER RESPONSABLE

 

Para muestra, un botón:

«Me pones de los nervios»

«Por comer contigo estoy engordando»

«Vas a hacer que me ponga enfermo»

«Por ti no pego ojo por la noche»

«Me deprimes»

«Me quitas libertad»

y etc, etc, etc

 

Seguro que tú también te has expresado así en algún momento de enfado.

Sin embargo, podemos elegir cómo sentirnos porque somos libres.

Y somos responsables porque podemos elegir nuestras decisiones.

 

La próxima vez que te digan algo parecido a los ejemplos anteriores, puedes contestar a esa manipulación emocional con estas afirmaciones asertivas:

  • Comprendo que te sientas deprimido/enfadado/triste pero no soy en absoluto responsable de tu reacción emocional.
  • Esa es tu perspectiva sobre ese asunto. Yo lo veo de otra manera.
  • Entiendo cómo te sientes aunque no te obligo a comer lo mismo que yo.

 

(Por supuesto, en esta entrada estamos hablando de las personas que adoptan el papel de víctima, no de las personas que han sufrido daño o perjuicio.)

 

Piensa en una situación en la que te hayas sentido culpable en tu vida:

Por ejemplo: Es viernes por la tarde y tu madre te llama porque quiere ir al pueblo en ese mismo momento. En cambio, tú tienes planes de viaje y le dices que esta tarde no puedes pero sí mañana. Entonces tu madre arremete de manera contundente y te replica: “Tú tienes muchos planes, ¡para una vez que te lo pido! es un pequeño favor. Yo no tengo vida, para un rato que puedo estar en el pueblo…y sabes que no tengo coche.” Y tú cedes porque te sientes culpable y también te enfadas porque no te sientes conforme contigo mismo.

Sin embargo, existen muchas otras alternativas que ni tú ni tu madre habéis contemplado como: coger un autobús, ir otro fin de semana, preguntarle a otro hijo/familiar o amigo, etc. De esta manera, ella conseguiría hacer lo que quiere y tú no tendrías que modificar tu agenda, tampoco estar al servicio de tu madre, ni sentirte presionado porque sin ti, tu madre no puede ir al pueblo ni ser feliz!

 

ES HORA DE REVISAR LAS IDEAS QUE TE HAN INCULCADO DE PEQUEÑO:

 

Eres capaz de elegir cómo actuar o reaccionar a la actitud de las personas y a lo que pasa a tu alrededor. Sin embargo, ni con la mejor voluntad del mundo conseguirás hacer feliz a alguien que ha tomado la decisión de no serlo.

Lee y reflexiona sobre la información de este gráfico de Stephen Covey, el círculo de influencia:

 

 

 

Cuando responsabilizamos a los demás de todo lo que nos sucede en nuestra vida (modo víctima encendido), perdemos el poder, perdemos la capacidad de acción y de hacer que las cosas sucedan.

Y cuando nos sentimos responsables de las decisiones de los demás, en cierta medida, lo hacemos por la sensación de control sobre la situación. Se llama omnipotencia ilusoria, es decir, que todo está en nuestras manos, que podemos solucionar todo en este mundo (“Yo podría hacer que dejase el alcohol aunque él/ella no quiera”). A la vez, con esa actitud invalidamos a los demás, les quitamos su poder.

 

“LA MÁXIMA LIBERTAD ES EL DERECHO Y PODER DE DECIDIR CÓMO CUALQUIER PERSONA O CUALQUIER COSA EXTERNA ME AFECTA ”

(STEPHEN COVEY)

 

Esto no quiere decir que nos quitemos de en medio en todas las situaciones. No. Tampoco que no seamos corresponsables en nuestras relaciones. Ahí tenemos responsabilidades compartidas. Si un amigo de la pandilla o compañero de oficina manipula y mete cizaña creando enemistad entre el grupo, ¿es él el único responsable? ¿los demás no han aceptado dejarse influenciar por él/ella?

 

Ponte en marcha:

  1. Empieza por pensar y escoger una situación en la que quieras deshacerte de la culpabilidad y escríbela.
  2. ¿Qué sueles hacer? por ejemplo:
    1. Llamo todos los días a mis padres/mi pareja para que estén tranquilos o me digan cómo están.
    2. No voy al gimnasio para pasar más tiempo con mi pareja.
  3. Cambio: prueba otra actitud que no esté movida por la culpabilidad y observa cómo te sientes y qué pasa.

 

LO QUE SIENTEN LOS DEMÁS DEPENDE MÁS DE ELLOS QUE DE TI

 

No digo que sea fácil quitarse esa culpa que está tan presente en nuestra educación y sociedad. Sí digo que es posible observándote, conociéndote y entendiendo cómo estás actuando y cómo quieres actuar.

Es algo que requiere tiempo, paciencia y mucha perseverancia.

A cambio conseguirás disfrutar de manera más auténtica y plena tu vida.

 

Piensa en la cantidad de momentos de tu vida que te estás perdiendo por culpar a alguien o sentirte culpable…¿de qué?

 

Te dejo un enlace con el video breve y divertido de Brené Brown sobre la culpabilidad. Espero que te interese: https://www.youtube.com/watch?v=RZWf2_2L2v8

 

Te animo a que entres en mi web www.cristinasimoncoach.com donde podrás descargarte material útil gratuito para darle el rumbo que quieres a tu vida.

 

Empieza por EL CUADERNO DE LAS BUENAS PREGUNTAS porque si te haces las preguntas importantes, llegarás donde quieras, no donde te lleve la corriente.

 

Entra en: https://www.cristinasimoncoach.com/recursos/ y descarga el cuaderno. Después de trabajarlo, tu vida comenzará a cobrar más sentido.

 

Te mando un abrazo enorme.

Cristina